«Si resolvemos el desperdicio alimentario a nivel personal, estaremos solucionando problemas a nivel global»
Benjamín Sierra, Profesor titular de la UAM en la Facultad de Psicología
Benjamín Sierra, Profesor titular de la UAM en la Facultad de Psicología
Tenemos que cambiar nuestra forma de actuar como consumidores. Somos una de las palancas más nucleares a la hora de conseguir minimizar el desperdicio alimentario. Pero, si queremos hacerlo, es condición esencial cambiar los hábitos de consumo, explica Benjamín Sierra, profesor titular de psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. Pero, al igual que hacer dieta o dejar de fumar, transformar nuestros patrones de consumo hacia unos mejores es muy complicado. Cada conducta es única, tiene su propio escenario y sus propios factores. Solemos dejarnos llevar por la vista, la marca, el lugar de la venta o la fecha de caducidad en lugar de tener en cuenta las características nutricionales o el beneficio que pueden aportarnos.
¿Qué podemos hacer? En primer lugar, detectar esos patrones, porque el desperdicio comienza desde el momento en el que se compra el producto hasta el momento en el que lo consumimos. En segundo lugar, tenemos que encontrar los factores que condicionan nuestras conductas de consumo para poder transformarlas desde la base, ya que esto exige un alto esfuerzo psicológico que va más allá de un simple cambio de actitud. En lugar de motivar a luchar contra el desperdicio aludiendo a la actitud de nuestros mayores –que no desperdiciaban por pura necesidad–, necesitamos enfocar esa comunicación a través de herramientas que subrayen las consecuencias que se generan, como el agotamiento de recursos o el cambio climático, haciendo entender a la ciudadanía que, si resuelve el desaprovechamiento a nivel personal, estará solucionando muchos otros problemas a nivel global, explica Sierra.